Normalidad Transgresora

La ilusión es la chispa de la voluntad, la energía más poderosa de la vida. Para este año, lo mejor es atar las ilusiones a metas personales y no a cosas materiales

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Por: J. C.Valero / Día 07 de Enero – 2014 / Link ABC


Al margen de juramentarnos que este año sí que iremos al gimnasio y a clases de inglés además de pagar la matrícula y las mensualidades, entre los propósitos de año nuevo ganan protagonismo los proyectos particulares por encima de los colectivos. Lo vemos en los partidos soberanistas, pero también entre las personas normales que nos rodean.

El barómetro de la ilusión que ha realizado Gfk para Cofidis a partir de una muestra demoscópica de 2.200 entrevistas personales, revela que los catalanes desean para este año viajar (36%), tener más tiempo para disfrutar de los suyos (25%) y para dedicarle a uno mismo (17%). El ámbito familiar se amplía con la aspiración de poder ayudar a hijos y nietos (15%).

Como no podía ser de otra forma, los catalanes también dan una considerable relevancia al campo laboral, ya que conseguir trabajo (21%) está en el Top 3 de sus ilusiones. Hombres y mujeres piden cosas distintas. Mientras ellos quieren comprarse un coche (14%), ellas se preocupan más por su físico y desean cuidar su alimentación (18%) o adelgazar (17%). La ilusión es la chispa de la voluntad, la energía más poderosa de la vida. Para este año, lo mejor es atar las ilusiones a metas personales y no a cosas materiales, porque así lograremos dar sentido a nuestras vidas.

El conseller de Empresa y Empleo, Felip Puig, desea metas colectivas, como «que 2015 sea el año de la consolidación económica», porque piensa que ha quedado demostrado que «pese a las dificultades derivadas de la crisis, que persisten, en 2014 comenzó la recuperación económica». Y al igual que el presidente Rajoy, Puig concluye que «hemos ganado la batalla contra el paro» en sentido general y sólo queda concentrar esfuerzos entre jóvenes y parados de larga duración.

Alejado del triunfalismo de los gobernantes, sean de la Generalitat o del Gobierno, el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Miquel Valls, desea cosas simples, como el resto de los catalanes: que 2015 «sea un año normal».

Una normalidad que para los empresarios pasa por garantizar la estabilidad en Cataluña y que las elecciones autonómicas se celebren «cuando toca, es decir, en 2016». Sin entrar en juicios políticos sobre plebiscitarias o listas únicas, el también vicepresidente de la Cámara de España ha defendido en el programa Converses de la COPE que «lo que toca ahora en Cataluña es aprobar los presupuestos de 2015». Aspirar en estos tiempos a la normalidad se antoja toda una excepción y lo más transgresor.

 

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